La campaña de desestabilización en contra de Bolsonaro tiene dos objetivos: primero, crear una crisis regional que sirva para impedir la inminente caída de Maduro; y segundo, encubrir la implicación del Foro de Sao Paulo en el narcotráfico
EFE/Sebastiao Moreira/Archivo
Panam Post/Julio Zapata - Según una nota de la agencia cubana Prensa Latina, fechado en Brasilia el 1 de abril, “el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva consideró que el epicentro de la crisis que hoy enfrenta Brasil es el mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, quien debería ser apartado del poder”.
Para lograr el objetivo de “apartar del poder a Bolsonaro”, Lula pidió la colaboración de su viejo amigo, el exguerrillero argentino Horacio Verbitsky, integrante del Foro de Sao Paulo, quien el 3 de abril aseguró –falsamente– que «hubo una comunicación telefónica de un alto jefe del ejército brasileño con uno del argentino, en el cual el brasileño le informó que habían tomado la decisión de soslayar al presidente Bolsonaro en todas las decisiones importantes».
La “revelación” de Verbitsky fue reproducida por numerosos medios brasileños, así como por influencers en las redes sociales, para causar la falsa impresión de que existe una rebelión dentro del Ejército brasileño. Evidentemente, Lula quiere aprovechar la crisis generada por la pandemia del coronavirus, para promover un golpe de Estado y retomar el poder.
En efecto, en el indictment publicado en la página web del DoJ, se señala que en el año 2009 el entonces canciller Nicolás Maduro viajó a Honduras para apoyar al presidente depuesto Manuel Zelaya, pero que su verdadero objetivo fue proteger las rutas de envío de drogas del Cartel de los Soles. Lula trabajó hombro a hombro con Maduro para regresar a Zelaya a la presidencia.
Si Estados Unidos sigue profundizando la investigación sobre el papel de Maduro en el narcotráfico, Lula teme que se descubra su propia participación en el negocio ilícito de las drogas, así como la complicidad de otros integrantes del Foro de Sao Paulo, entre ellos, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y Cristina Kirchner, esta última amiga y aliada de Horacio Verbitsky.
En este contexto, la campaña de desestabilización en contra de Jair Bolsonaro, encabezada por Lula da Silva, tiene dos objetivos: primero, crear una crisis regional que sirva para impedir la inminente caída de Maduro; y segundo, encubrir la implicación del Foro de Sao Paulo y la suya propia en el narcotráfico.
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